Enfermería: cómo reinventarse frente al coronavirus
Artículo de opinión de Amaia Mayor, Secretaria Provincial de SATSE Bizkaia.
Esta situación de alerta sanitaria ha traído una alta presión asistencial en el ámbito sanitario y socio sanitario y ha ocasionado multitud de cambios organizativos a muchos niveles.
Se han habilitado áreas de atención a pacientes COVID-19 en edificios, unidades, hospitales de campaña y carpas no establecidas para ello, la asistencia se presta primando la atención no presencial, mediante call center y se ha hecho necesario ampliar en gran medida tanto los medios materiales como los personales para afrontar esta crisis que está siendo tan dura para todas y todos.
Aunque todas las personas que formamos parte de esta gran profesión ya lo sabíamos, si algo está quedando claro, es la capacidad de trabajo, de gestión y de adaptación que tiene la profesión enfermera, que queda a la vista de cualquiera que quiera mirar con un poco de atención.
Así encontramos numerosos ejemplos;
En estos momentos tenemos cientos de enfermeras que se han visto desplazadas de su centro habitual de trabajo o servicio para abrir unidades de la nada, en medio muchas veces de las prisas y cierto nivel de caos, para atender a un tipo de paciente que no es el habitual de su servicio y en no pocas ocasiones con un cierto déficit de formación en determinados servicios especializados.
Enfermeras que además de trabajar, deben formar a compañeras y compañeros de trabajo en medio de esta alta presión y carga laboral para garantizar la seguridad y cuidados de calidad para las y los pacientes en UCI, Urgencias y plantas de hospitalización.
Enfermeras de Atención Primaria primera puerta de atención de estos pacientes, que han sido desplazadas a centros específicos, realizado seguimiento telefónico y acudido a los domicilios a prestar cuidados teniendo que vestirse en calles, portales o huertas, en los casos de la enfermeras rurales.
Enfermeras de salud laboral y medicina preventiva que realizan el seguimiento de casos de sus compañeras y compañeros de trabajo, gestionan necesidades en materia de salud laboral, dotan de material de seguridad o aclaran dudas.
Enfermeras gestoras, mandos intermedios, que en jornadas maratonianas mueven recursos materiales y humanos para abrir unidades, dotar de recursos, cubrir ausencias, proporcionar información y formación… y un largo etcétera, en muchas con escaso reconocimiento que no está a la altura del esfuerzo realizado.
Este patrón de falta de reconocimiento se repite históricamente y en multitud de ámbitos de nuestra profesión.
A matronas, enfermeras de salud mental, pediatría, geriatría, investigadoras, emergencias, consejo sanitario, centros socio sanitarios, fisioterapeutas, EIR, estudiantes, y muchas más que lo están dando todo por salir adelante en esta situación tan grave y atípica, gracias al apoyo de sus compañeras y compañeros de trabajo y de la sociedad, poniendo el deber de atención por encima del miedo.
Espero sinceramente que en algún momento cuando todo esto pase, no sean olvidadas y se sientan reconocidas como profesión por quien tiene en su mano el hacerlo, las autoridades.
¡POR UN RECONOCIMIENTO DIGNO A NUESTRA PROFESIÓN!
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Gran verdad
Totalmente cierto todo cuanto dices en tu artículo Amaia.
A ver si tras esta desagradable pandemia que estamos sufriendo, especialmente los sanitarios y más concretamente la enfermería que estamos en primera línea, las autoridades competentes se dan cuenta de lo esencial y profesionales que somos tod@s l@s enfermer@s y se nos sitúa y se nos reconoce la categoría que nos merecemos en función de los estudios que tenemos y las funciones que desarrollamos y no se nos relega a un segundo plano a pesar de que haya colectivos que así quieran o les interese. Un saludo y ánimo a tod@s en esta lucha de tod@s que seguro que vamos a vencer.