Las enfermeras de Atención Primaria en Euskadi están “al límite” con una sobrecarga de trabajo inasumible
SATSE Euskadi denuncia la mala organización y falta de personal en los centros de Salud que se suma al desmantelamiento de los vacunódromos y la campaña de la gripe, lo que está poniendo en peligro la seguridad de pacientes además de la salud de las y los profesionales sanitarios
La situación que se está viviendo en las últimas semanas en Osakidetza y, de manera especial en los centros de Atención Primaria de Euskadi, es de saturación y sobrecarga extrema para las y los profesionales sanitarios, tal y como viene denunciando el Sindicato de Enfermería de Euskadi, SATSE. Como consecuencia directa, se están tensionando los servicios que se ofrecen, a la vez que se está llevando al límite anímico a las enfermeras.
Hace semanas que cerraron los principales vacunódromos puestos en marcha por el COVID-19 para derivar esta importante tarea, de manera mayoritaria, a los Centros de Salud vascos. Se trata de un servicio que se ha sumado a la tradicional campaña de vacunación de la gripe, aunque los tiempos para llevarla a cabo son insuficientes. Esto es, se está inoculando la vacuna de la gripe y la vacuna de COVID-19 al mismo tiempo, pero con un minuto únicamente de intervalo entre personas. Para ello, se está sobrecargando a las enfermeras que desarrollan su labor en estos centros sanitarios, puesto que no se han añadido los refuerzos necesarios.
La portavoz de SATSE Euskadi, Amaia Mayor, alerta que “esta situación puede poner en riesgo la seguridad del paciente porque en este tiempo hay que revisar las historias clínicas y hacer las preguntas correspondientes sobre si tiene fiebre en ese momento, si se encuentra enfermo, toma antibióticos, padece alergias o si se ha puesto la vacuna otros años y, con respecto al COVID, si han pasado o no seis meses desde la anterior vacuna, saber cuál le pusieron etc.”.
Al límite
La realidad es que la reorganización actual de la atención primaria ha hecho que existan cada vez más necesidades para realizarlas con el mismo personal: extracciones, sala de curas, atención domiciliaria, pruebas funcionales, telederma, sala COVID para hacer las PCRs, antígenos… “Las agendas de las enfermeras están tan ajustadas que no se ha terminado de realizar una tarea cuando se tiene que empezar con otra y se solapan. Esto provoca que no exista un tiempo necesario para poder preparar las siguientes labores con la antelación necesaria. Por esto, es imprescindible disponer del tiempo”, añade Mayor.
Desgraciadamente, esta situación se ha agravado considerablemente por el COVID-19, ya que desde el comienzo de la pandemia muchas de las consultas se transformaron a telefónicas, que, en el caso de las enfermeras, se sumaban a las presenciales. “Hace más de un año cuando se estaba produciendo este aumento de tareas para las enfermeras, desde el Sindicato denunciamos que cuando volviéramos a `la normalidad´ esto no iba a cambiar y se iba a perpetuar, y efectivamente esto es lo que está pasando porque se han ido añadiendo funciones nuevas sin poner más personal y sin ningún reconocimiento personal ni económico”, manifiestan desde SATSE.
Finalmente, desde SATSE quieren alertar que “la seguridad de los pacientes está amenazada por la estructura de trabajo que se está imponiendo, saltándose todos los mínimos establecidos en los protocolos de una buena praxis”. Y, añaden que “esta estructura la está imponiendo la misma organización que debería velar porque se realicen las funciones asistenciales dentro de los criterios de calidad establecidos y consensuados científicamente”. De hecho, “durante y tras la pandemia, también debida a la escasez de médicos, se han ido añadiendo tareas a la enfermería, que antes realizaban otros y otras profesionales, sin facilitar un aumento del personal y sin realizar ningún reconocimiento personal ni económico”, concluyen.
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01 enero 1970 - B Descargar