Día Internacional de la Enfermera de Salud Mental.
La Enfermera Especialista en Salud Mental: Pilar invisible y esencial en la Atención Psiquiátrica
El 1 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Enfermera de Salud Mental. Con este motivo hablamos con Elena Rodríguez Seoane, enfermera especialista con más de cuatro décadas de trayectoria, con quien repasamos los avances y desafíos de una profesión imprescindible pero aún poco reconocida

El 1 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Enfermera de Salud Mental. Con este motivo hablamos con Elena Rodríguez Seoane, enfermera especialista con más de cuatro décadas de trayectoria, con quien repasamos los avances y desafíos de una profesión imprescindible pero aún poco reconocida
“Cuando comencé en el Hospital de Zamudio la atención era principalmente en el ámbito hospitalario”, recuerda. “Yo me inicie en la unidad de toxicomanías y alcoholismo y a los dos años pasé a media estancia, pero tras la Ley General de Sanidad de 1986, el paradigma cambió: se apostó por un modelo comunitario, centrado en la rehabilitación y la integración del paciente con trastorno mental severo, donde la atención enfermera era integral”. “No solo nos encargábamos del control de medicación o la asistencia en consultas psiquiátricas, comenzamos a liderar programas terapéuticos, visitar a los pacientes en sus domicilios y a formar parte activa en su proceso de rehabilitación social. Pasamos de una atención más técnica a otra más humana y cercana”, afirma Elena.
Avances que transforman
Los cambios no se limitaron a la estructura asistencial. La evolución tecnológica, farmacológica y metodológica también han marcado un antes y un después. Rodríguez Seoane destaca la llegada de los fármacos de última generación, como la medicación Depot —inyectables de liberación retardada que mejoran la adherencia—, así como el uso de escalas para una evaluación más precisa del estado del paciente o los planes de cuidados basados en los diagnósticos de enfermería.
“Además, las enfermeras de salud mental, hemos evolucionado exponencialmente hacia una labor más autónoma e integrada en equipos interdisciplinares con psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y auxiliares”. Esta colaboración permite un abordaje más completo y efectivo de los casos, especialmente en pacientes crónicos.
Carencias estructurales
Pese a los avances, Rodríguez Seoane no oculta las dificultades. La falta de tiempo, la escasez de enfermas de salud mental de personal cualificado y la rotación constante de profesionales atentan contra la continuidad asistencial. “Muchas veces se contrata a personal sin formación específica en salud mental por falta de profesionales especialistas”, lamenta.
Para ella, la clave está en reforzar la formación especializada, aumentar el número de plazas EIR y garantizar una atención basada en el vínculo terapéutico. “La empatía, la escucha activa y la capacidad de observar cambios en el estado del paciente son habilidades esenciales que no se aprenden en cualquier parte”, afirma.
¿Una especialidad suficientemente reconocida?
“No, aún no lo es”, responde con contundencia. Elena considera que esta especialidad es una gran desconocida, incluso dentro del ámbito sanitario. “No se puede entender la atención a un paciente con enfermedad mental crónica sin una enfermera especialista en salud mental. Somos quienes acompañamos al paciente a lo largo de todo su proceso: asistimos, educamos, rehabilitamos y, sobre todo, acompañamos”.
Este contacto directo y continuo con los y las pacientes permite detectar recaídas, efectos adversos de la medicación o cambios en el comportamiento que pueden anticipar crisis. Y es precisamente esa cercanía —emocional y profesional— lo que convierte a la enfermera en un agente esencial de estabilidad y de “garantía” del progreso para el paciente.
Testimonio con voz propia
La especialista ha buscado registrar en la obra, no solo lo relativo al paciente, sino también todo lo que ha vivido. En su último libro, “Cronicidad en salud mental: radiografía y diagnóstico”, realiza un repaso histórico de la profesión, sus raíces y transformaciones, además de analizar el presente y los retos del futuro.
“Conocer nuestras raíces no solo ayuda a contextualizar la profesión históricamente, sino que también aporta a la práctica actual. Saber por qué y cómo surgió la enfermería permite entender qué necesidades sociales, culturales y económicas intentó satisfacer en su momento para ejercerla ahora con mayor conciencia”, afirma. En el libro se exploran modelos de atención como los hospitales de día, se comparan estrategias nacionales e internacionales y se visibilizan recursos útiles tanto para profesionales, pacientes y familias.
Además, la obra dedica un capítulo entero a la comunicación terapéutica, subrayando su relevancia en el abordaje del paciente mental. “Es esencial saber cómo hablar con un paciente esquizofrénico, cómo abordar una crisis emocional o cómo promover la autorregulación”. No olvida a los pacientes mentales judicializados, ni los recursos a disposición de quienes padecen estos trastornos.
Desafíos por delante
Pese a los logros, Elena advierte que aún queda mucho camino. Uno de los principales retos es la unificación de criterios asistenciales entre comunidades autónomas, evitando desigualdades por razones económicas. “No puede ser que el lugar donde vive un paciente determine la calidad de atención que recibe”.
También insiste en la necesidad de cambiar el modelo clínico hacia uno más centrado en la persona. “No basta con administrar medicación. Hay que escuchar, educar, trabajar con la familia, fomentar la autonomía”. Y, por supuesto, combatir el estigma. “Mientras la sociedad no cambie su visión hacia a la persona con malestar psíquico, siga viendo al paciente mental como alguien peligroso o incapacitado, no habrá verdadera inclusión”.
A lo largo de su vida profesional, Elena ha sido testigo de enormes transformaciones. Pero su compromiso sigue intacto. “Esta profesión me ha enseñado el valor de la constancia, la importancia del vínculo y la necesidad de trabajar para lograr una atención más humana”, concluye.