Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niños, Niñas y Adolescentes

Cuidar también es proteger: el papel de la enfermería en la prevención del abuso infantil

En el Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niños, Niñas y Adolescentes, SATSE destaca el compromiso de la enfermería en la detección precoz, la atención a las víctimas y la promoción de una cultura de buenos tratos

Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niños, Niñas y Adolescentes, que se conmemora este 19 de noviembre, el Sindicato de Enfermería, SATSE Euskadi, recuerda la importancia de detectar, prevenir y actuar ante cualquier forma de violencia hacia la infancia. Las enfermeras y enfermeros, por su cercanía con la población infantil y sus familias, desempeñan un papel clave en la identificación de señales de alarma y en la educación para los buenos tratos.

El abuso es una de las formas más graves de violencia que puede sufrir una persona menor de edad. Se trata de cualquier acción, omisión o trato negligente que priva a los niños, niñas y adolescentes de sus derechos y bienestar, y que amenaza o interfiere en su desarrollo. Prevenirlo exige sensibilización, formación y compromiso profesional.

Desde SATSE, a través de iniciativas como el Curso de Prevención del Abuso Infantil, se impulsa la capacitación de enfermeras, matronas y fisioterapeutas para reconocer los signos de abuso, intervenir de forma adecuada y promover una cultura de buenos tratos en todos los ámbitos.

En este reportaje, se muestran los testimonios de dos enfermeras de pediatría que, desde su labor diaria en los centros de salud, trabajan para proteger a la infancia y fomentar entornos seguros y de buenos tratos. Sus experiencias reflejan la implicación, la sensibilidad y el compromiso de la enfermería con la prevención del abuso infantil.

“La enfermera es quien más tiempo pasa con el niño o la niña en la Atención Primaria, y eso le permite detectar cambios o señales de alarma”

Jaione Iruretagoiena, enfermera de pediatría en Atención Primaria del centro de salud de Billabona, subraya que la enfermería “desempeña un papel fundamental tanto en Atención Primaria como en Hospitalaria”. “Somos el personal sanitario que más tiempo pasa con los niños y niñas, lo que nos permite observar su actitud, gestos, respuestas, su relación con la persona que les acompaña o su entorno familiar”, explica.

Para Iruretagoiena, uno de los aspectos menos visibilizados pero esenciales es el papel de la enfermera escolar. “Los niños pasan gran parte del día en la escuela, y la enfermera escolar puede detectar situaciones de riesgo y ser una figura de referencia y confianza para ellos”, destaca.

Sobre los signos de alerta, apunta que “más allá de los golpes o heridas, lo más revelador suele ser la actitud del menor: si está asustado, si evita el contacto o muestra miedo ante la persona que le acompaña”. Sin embargo, reconoce que en muchas ocasiones el tiempo es el gran enemigo. “Las consultas van muy rápido y cuesta generar un clima de confianza para poder indagar en los problemas del niño o su entorno. Es necesario más tiempo para escuchar”, lamenta.

En este sentido, destaca el valor de las formaciones impulsadas por SATSE. “Cursos como el de prevención del abuso infantil nos ayudan mucho, porque nos mantienen actualizadas y nos aportan herramientas concretas para detectar casos”, señala.

Para ella, la educación en buenos tratos debe formar parte de la práctica enfermera desde la infancia: “Si educamos a los niños en una cultura de respeto y buen trato, estaremos creando una sociedad con menos violencia. Enfermería debe hacer educación sanitaria desde la consulta y, siempre que sea posible, también en el hospital”.

Y lanza un mensaje claro a toda la sociedad: “Desde donde estemos, todos y todas debemos fomentar la prevención del abuso infantil. Es una responsabilidad compartida, y si sospechamos de algún caso, debemos actuar e informar”.

“La enfermería tiene una posición privilegiada para observar, educar y proteger”


 

También Ana Tadeo, enfermera de pediatría en el centro de salud de Billabona, resalta el papel esencial de la profesión. “La enfermería juega un rol fundamental en la detección y prevención del abuso infantil al observar, educar y colaborar con otros profesionales para crear un entorno más seguro para los niños y niñas”, asegura.

Su formación y su contacto directo con las familias les permite reconocer señales físicas y emocionales de alerta: “Lesiones inexplicables, cambios en el comportamiento o la alimentación, ansiedad, miedo al regresar al hogar o una relación distante o agresiva por parte de la persona cuidadora”.

Tadeo insiste en la importancia de la mirada integral: “En Atención Primaria conocemos la historia médica y social de cada niño, lo que facilita identificar situaciones de riesgo. También observamos indicadores emocionales, como el aislamiento o el temor a ciertos adultos, y señales en la relación con los cuidadores, como falta de empatía o desconocimiento sobre la salud del menor”.

Detectar y actuar, sin embargo, no siempre es fácil. “Existen dificultades como el temor a las consecuencias de reportar un caso, la complejidad de comunicarse con niños muy pequeños o con discapacidades, y la falta de coordinación entre profesionales”, apunta.

Por ello, considera que la formación continua es esencial: “Cursos como el de SATSE no solo aportan conocimientos teóricos, sino también herramientas prácticas que nos permiten intervenir con seguridad y sensibilidad en situaciones vulnerables”.

Para la enfermera, promover una cultura de buenos tratos y educación emocional desde la infancia es la mejor forma de prevenir la violencia. “La enfermería tiene un papel clave en este proceso, porque su implicación genera entornos seguros y positivos que benefician no solo a los niños, sino a toda la comunidad”.

Y concluye con un mensaje rotundo: “La protección de la infancia es responsabilidad de todos. Cada persona tiene un papel que desempeñar en la creación de un entorno seguro, saludable y amoroso. No podemos quedarnos de brazos cruzados; debemos ser la voz de quienes no pueden hablar por sí mismos”.